Es tarde, me encuentro sentade en la silla de mimbre del salon mientras suena la rtp como música de fondo. Es tarde...sí, de una 3ª feira, de un martes repleto de recuerdos que digerir, de un techo que restaurar y de una vida que continuar. Es tarde...claro, pero nunca es tarde para ir contando los capítulos de una vida, de una etapa, de un día...Pero siempre es un buen momento para contarlo. Y hoy tengo mucho que contar...que hace ya una semana que no escribo, y la cabeza echa humo ya.
La verdad que la vida te soprendende a cada paso...no hace falta buscar nada, porque las sorpresas te salen al encuentro, vienen a ti cuando menos las esperas, y te sorprenden una y mil veces. Y este fin de semana me ha sorprendido mucho màs de lo que esperaba.
Podria decirse que la vida es como un banco...Está ahí, solitario, esperando que la gente se siente...Si pudiera hablar, seguro que nos contaría mil historias, tiernas, cómicas, tristes, alegres...Tienen tantas historias esos bloques de piedra...Y está ahí...Y te espera. Tan sólo tienes que sentarte y compartir tu pequeña historia con èl. Como yo, que el otro día mer senté a comerme mis 6 pasteis de nata de Belèm que me supieron a gloria bendita. Y no, no me dio un atracón, que luego me fui hasta la praça de Figueira andando, con la correspondiente enoooorme vuelta que dí al perderme por el MInisterio de exteriores. Y es que uno es un despiste andante, un día de estos pierdo la cabeza y seguro que ni me entero.
Pero a lo que iba, que me enrrollo más que las persianas. Si uno se sienta en el banco, comparte su historia, y el banco comparte sus historias contigo, te transmite su vida, su fuerza...Y juntos, escribimos una nueva historia que contar. ¡Pasan tántas cosas mientras estás sentado...! Basta mirar, tan sólo mirar un poco más allá de lo que ven nuestros ojos...Basta observar, abrir el corazón y la mente y dejar que sea la vida la que te cuente la historia...Y entonces...Plassss... ocurre el milagro: Todo cambia de color, todo se vuelve alegre, todo a tu alrededor te parece una gran aventura que contar, una maravillosa aventura que vivir.
Y te pierdes en una ciudad que vas conociendo poco a poco y te topas con una puerta que te llama la atención. Y no te preocupas de estar perdido...al contrario, te alegras. Te alegras porque descubres tantas cosas que no aparecen en las guias...andas, andas y sigues andando, dejando que a cada paso te topes con alguna sopresa, como encontrarte con un edificio precioso que resulta ser la Embajada de Andorra...
Y como en la vida, sigues caminando para ir encontrándote con gente. Con unos te cruzas sin mas, otros te miran o los miras, a otros les preguntas que por dónde se va a la praça de Figueira y te contestan que uyyyyyyyyyyyyy hijo que está muy lejos para ir andando...Y yo sonrio y le digo que no me importa...Y sigo por el camino indicado...Y vuelvo a perderme, porque eso de orientarme no es lo mio...Y sigo encontrándome nuevas sorpresas...voy conociendo rincones que ni aparecen en las guias, y edificios singulares abandonados, detalles de fuentes, llamadores, farolas se van quedando en mi retina...Y sigo mi camino, y sigo andando y miro la vida pasar, alegre, feliz...Ya ni siento los pies, pero no me importa...merece la pena perderse...Lo único no llegar tarde, que he quedado con Luis y no me gusta que me esperen...
Y asi es la vida...una caja de sorpresas, un camino por recorrer, un abrazo que sentir...Un abrazo...un sentir ese calor que te invade todo de arriba abajo...Me quedé mirando esta escultura un buen rato...Está en el pequeño jardin que hay junto a la Basílica de la Estrella...Me llamó la atención y me acerqué...y me sente justo en frente mirándola sin pensar en nada y pensándolo todo...Es de esos momentos en los que parece que todo a tu alrededor no importa y que el tiempo se ha detenido, que tan sólo estás tú y lo que tienes frente a tus ojos...Un abrazo, una fusión de sentimientos...Y caminas, porque la vida no es otra cosa que eso caminar, mientras pasa la vida y se suceden las historias...y mientras caminas, vives para contarlo, cuentas lo vivido, y vives lo andado. No importa el cómo, ni el dónde, ni el por qué...Importas tú y el momento, el instante, la experiencia...Y sigues caminando, perdido, pero caminando, que ya llegará el momento en que te encuentres....Que ya llegará la ocasión de recuperara la senda, el camino...mientras tanto, queda caminar feliz por caminos secundarios, pero no por ello menos importantes... Y sonries, e incluso una señora mayor se alegra de verte feliz...y perdido, mientras me encuentro, voy pensando que la vida es una agradable sorpresa, que una vez más me ha sorprendido...y llevo ya un mes de sorpresas...Y las que quedan, y las que faltan por venir...y mientras llegan, mientras se acerca el final del capítulo y el inicio del siguiente, vives para contarlo, porque, simplemente, caminas, y trazas el camino mientras vas caminando...